Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino muchos. Y estas personalidades sucesivas, que emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre sí los más raros y asombrosos contrastes.

jueves, 9 de octubre de 2008

Siempre vivirás en mi corazón, Sit tibi terra levis.



Hoy,
trato de enlazar las palabras que con lágrimas salen de mi alma,
palabras que en este momento no quisiera decir
palabras que acompañaran esta tristeza por una ausencia que no esperaba.

Hoy,
la nostalgia me visita otra vez
trayendo a la memoria recuerdos de esa gran mujer
una mujer maravillosa, llena de ternura, de amor a los suyos, de sacrificio y paciencia.

Hoy,
parece que las palabras también se despiden de mi
tengo tanto que decir pero su ausencia enmudece mi voz
cautiva mi pensamiento y sencillamente no puedo.

Abuela, esto te quiero decir,
y sé que me escucharás porque no te has ido y nunca te irás
porque estás en cada latido
en cada lágrima
en cada suspiro.

Ahora mismo estás,
estás viva, pues tu esencia sigue
tu recuerdo, tu ejemplo
tu valor y tu esfuerzo
han quedado plasmados en nuestra memoria
y escritos con letras doradas en el corazón.

Abuela amada,
tus palabras vivirán en mi alma
las recordaré cada mañana,
ahora mismo la tristeza me quita la calma
pero hago muy mío tu recuerdo, tus besos, tus abrazos
son un tesoro interminable.

Abuela, mujer admirable,
no has muerto, y nunca lo harás
porque no se muere cuando el corazón deja de latir
se muere cuando en los recuerdos se deja de existir
y tu estas presente
estas aquí,
estas viva,
para todos
para mí.

© Yolanda Caro