Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino muchos. Y estas personalidades sucesivas, que emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre sí los más raros y asombrosos contrastes.

lunes, 30 de julio de 2007

SIT TIBI MARE LEVE

A la persona que dejó más huella en mi vida, tq abuelo

Han pasado ya 4 años desde que nos dejaste para morar donde tú siempre quisiste descansar, como cada 26 de Julio fuimos a celebrar ese día tan especial para ti, la onomástica de la mujer que lo fue todo en tu vida, tu fiel compañera, con la que edificaste la gran familia que ahora somos. Todos estuvimos presentes sabiendo que tú, desde el mar, nos mirabas y participabas de nuestra fiesta, con cada ola nos llegaba tu presencia, tus risas, tu gracia y salero, todos te sentimos más cerca de lo que incluso ya te tenemos en nuestros corazones. Espero que sigas disfrutando de tus aguas saladas y de tu playa de Chipiona. Sit tibi mare leve

jueves, 26 de julio de 2007

PIEDRITAS EN LA VENTANA


En busca de una nueva etapa, dejaré como el amigo Benedetti una ventana abierta a la alegría ......


De vez en cuando la alegría

tira piedritas contra mi ventana

quiere avisarme que esta ahí esperando

pero me siento calmo

casi diría ecuánime

voy a guardar la angustia en un escondite

y luego a tenderme la cara al techo

que es una posición gallarda y cómoda para filtrar noticias y creerlas

quien sabe donde quedan mis próximas

huellas ni cuando mi historia va a ser computada

quien sabe que consejos voy a inventar aun

y que atajo hallare para no seguirlos

esta bien no jugare al desahucio

no tatuare el recuerdo con olvidos

mucho queda por decir y callar

y también quedan uvas para llenar la boca

está bien me doy por persuadido

que la alegría no tire mas piedras

abriré la ventana.


Mario Benedetti.

domingo, 22 de julio de 2007

Para mi gran amigo Náhuatl


Copan, Honduras

OBED Y LAS HADAS DE HOJALATA

En un planeta llamado Tierra, castigado en los últimos tiempos por guerras,
egoísmo, falta de ilusión y materialismo, vivía en un país, cuna de la gran
cultura Mesoamericana un muchachito llamado Obed.


Obed era un chaval joven pero bastante maduro para su edad debido a
todas las experiencias que desde niño había vivido.Era delgadito, con el pelo rizado y unos grandes ojos negros por los cuales desprendía una luz mágica que llenaba a todo el que lo miraba de una dulzura sin igual.

Le encantaba el arte, hacía bellas ilustraciones, le gustaba la cerámica, la
escultura y la arquitectura pero por circunstancias de la vida no pudo terminar su bachillerato de Arte y eso le apenaba bastante.Pero hace unos meses se armó de fuerza y valor y decidió trasladarse aTegucigalpa para acabar sus estudios y poder cumplir sus sueños.

Ahora Obed está teniendo muchos problemas para seguir adelante en su
aventura, pero él es un chaval muy fuerte y valiente y está trabajando muy duro
para conseguirlo.A veces duda si podrá soportar tanto estrés, yo creo que con la ayuda de todos
los que lo quieren lo logrará.Él es un ejemplo a imitar, un ejemplo de como si te esfuerzas y das lo mejor de ti podrás en el futuro tener la vida que siempre has querido.

Tras esa mala época, Obed terminará sus estudios y podrá cumplir sus
anhelados deseos. Quizás se haga un buen arquitecto, quizás monte una empresa
donde pueda vender todas esas cerámicas y todo el arte que con sus talentosas
manos es capaz de crear.

Llegará el día en el que brille como una estrella....... Bueno, en verdad ya es
una estrella, todas las noches podéis verla brillar en el puente del río de Sevilla,
alumbrando y llenando de brillo a todos los que pasean por allí.

Ahora todos debemos cuidar de esa estrellita para que siempre siga brillando.
Así en las noches, cuando tengamos ganas de volar a un mundo fantástico, esa
estrellita se convertirá en Fernando Brot y con su dragón rojo recogerá a todos
aquellos que en su corazón todavía tengan alma de niño y quieran hacer un viaje
lleno de ilusión al país de Izel.

Allí junto a Fernando Brot podremos luchar contra piratas malvados, jugar
con los duendes, hablar con los elfos, bañarnos en el barro de las cosquillas y
nadar en el río de la risa.Finalmente subiremos a la montaña donde viven las hadas de hojalata. Ellas nos regalarán un saquito de polvos mágicos.

Cuando volvamos del viaje a nuestras vidas de cada día, si hay momentos en
los que nos sentimos tristes o no tenemos fuerzas, abriremos el saquito y tras
soplar en los polvos mágicos aparecerá nuestra hada de hojalata que nos llenará
de alegría y felicidad y nos ayudará a pasar esos malos momentos.

Así siempre seremos felices. Daremos a nuestros hijos y nietos el saquito de las
hadas, les contaremos la historia y siempre que ellos o alguien quieran volar a
un mundo mejor sabrán que si miran el cielo, allí estará la estrellita Obed que
bajara convertido en Fernando Brot y volando en su dragón rojo los rescatará.
© Yolanda Caro





sábado, 21 de julio de 2007

Papilionidae


Papilionidae

En una noche de otros tiempos fui una mariposa que revoloteaba campos sembrados de esperanza e ilusiones, campanillas rozaban mi lira creando melodías que hacían al dios de los vientos danzar. Una suave brisa comenzaba a mover mis alas hacía parajes injustamente olvidados por aquellos bárbaros que decían llevar en sus naves el progreso a la sociedad.

Mas el canto de la Musa supo guiar mi vuelo y una mañana amanecí en las doradas arenas de la playa de Ilión. Ya la ciudad ardía en llamas, apenas quedaban restos del palacio de Príamo, el caballo del engaño redujo todo a cenizas. Poco pude disfrutar de su esplendoroso pasado que años más tarde gracias a Homero conseguí recrear en mi mente.

Decidí retomar mi viaje y fue entonces cuando un joven Eneas me convirtió en su mascota y confidente. Junto a él viví mil aventuras hasta llegar al destino soñado, asistí con los gemelos
amamantados por la loba a la fundación de una nueva ciudad, Roma, la urbs, la ciudad eterna. Vi como su corazón cambiaba de dueño; reyes, cónsules convertidos después en dictadores y por último llegaron Augusto y sus sucesores. Roma, cuna de grandes políticos, oradores, arquitectos, poetas y sobretodo cuna de nuestra lengua.

Llegó el día en el que decidí volver a mi presente y dar testimonio de todo, siguiendo el modelo de aquellas Metamorfosis de Ovidio decidí transformarme en lo que ahora soy, revivir todas aquellas aventuras en los libros con cuyos protagonistas compartí veladas de insomnio y dedicarme a difundir la cultura latina a todos aquellos que quisieran dar un toque clásico a su cibernética vida.

Cual fue mi sorpresa al despertar y comprobar que parte de mi memoria se había quedado en aquel cuerpo de mariposa, me levanté aturdida y pude reconocer los bosques germanos en los que Varo perdió sus legiones, y así estaba yo, perdida, desorientada, buscando de nuevo a mi Musa que poco a poco me va alejando de las voces encantadas de las náyades.


© Yolanda Caro